-Ma, ¿vos te vas a morir?, me pregunta Sofi una noche mientras caminamos por la peatonal de Villa General Belgrano, en vacaciones.
-Sí, mi amor. Pero falta mucho. Mucho, mucho, mucho, mucho. (No sé cuántas veces dije mucho).-Te voy a extrañar muchísimo cuando te mueras, me dice con la voz quebrada.
-Y yo a vos, mi amor. Pero vas a recordarme siempre. Cada vez que hables de mí. Como cuando te cuento de mi abuela Lea, que para mí sigue estando presente en cada momento.
-Pero no me hablás todos los días de tu abuela, me dice.
Silencio. Nos miramos.
-¿Mejor cambiamos de tema que me puse triste?, me dice. Nos reímos y nos abrazamos. Yo también me puse triste.Desde que tengo uso de razón le tengo miedo a la muerte. Me da angustia pensar en la muerte del otro y también la propia. ¿Por qué me da angustia? Porque no la entiendo, creo. Porque no la conozco. ¿Podríamos acaso las personas saber qué es la muerte? Si alguien nos la explicara (y ya lo intentó Victor Sueiro), ¿le podríamos creer?
Sartre explica que las personas existimos y nos angustiamos. Heidegger retoma la idea de la angustia, o del desamparo, y explica que somos
ser-para-la-muerte. A diferencia del miedo, que siempre es miedo a algo determinado, la angustia es angustia ante lo indeterminado. Mientras que el miedo tiene referencia (miedo a la oscuridad, a enfermedades o a películas de terror), la angustia es ¿angustia ante qué?En la angustia nos encontramos solos con nosotros mismos. Y es ahí cuando el límite aparece: saber que vamos a morir.
La muerte es la situación límite por excelencia. En la vida cotidiana le huimos a este tipo de situaciones, Jaspers dice “cerramos los ojos y hacemos como si no existieran. Olvidamos que tenemos que morir, olvidamos nuestro ser culpables y nuestro estar entregados al destino”.
Le tengo miedo a la muerte pero, a mi favor, este es mi árbol genético:
Mi abuelo Esteban murió a los 49 años de un infarto al corazón.Mi abuelo Tito murió a los 63 de cáncer de pulmón.
Mi abuela Lea se murió a los 69 de cáncer de colon.
Mi abuela Oma murió a los 89 años de cáncer de colon.
Tres de mis cuatro abuelos murieron promediando los sesenta años. ¿Dónde están los viejos en mi familia? Yo quiero llegar a los cien.
¿Cómo tolerar la idea de que algún día no voy a estar más físicamente para mis hijas? ¿Cómo puedo convivir sabiendo que algún día no voy a verles más la cara? ¿Cómo aceptar el miedo a la muerte ahora que soy madre y mis hijas son lo que más me importa?
-Las personas se mueren, me dice Sofi mientras volvemos de la escuela en el auto.
-Claro, sí. Todos los seres vivos mueren. Nacen, viven, y mueren.-Claaaaaaaro. Se mueren, se desmayan, se quedan un rato desmayados y después vuelven de morirse.
-Mmmm, no. Cuando te morís, te morís, ya está.
Suena “Y si hacemos un muñeco de Frozen” y cantamos juntas.Para Heidegger, el fin de toda posibilidad es la muerte. Cuando asumimos que somos finitos, que nuestra vida va a concluir en un determinado momento (aunque no sepamos cuándo) es que podemos asumir nuestra propia existencia. Sabernos finitos nos da la posibilidad de pensarnos como proyecto, como tarea.
Saber que nos vamos a morir es reconocer que todo el resto de nuestra vida es un conjunto de posibilidades. Sólo al anticipar la muerte propia es que puedo abrir el abanico de posibilidades, dando inicio así a la decisión. La decisión, para Heidegger, pide salir del anonimato del “se” para decidirse “por lo propio”. Esto es: dejar de dominar nuestra vida cotidiana por lo que “se tiene que hacer” para hacer lo que queremos.Jean Luc Nancy escribe: “Partir viene de la misma familia que parte, compartir o partitura (...) Se llama partitura porque la música se inscribe en un pentagrama, en donde se anotan los momentos de la melodía, pero también las partes de las diferentes voces cuando tenemos que interpretar una composición”.
¿Por qué no pensar la muerte como parte de esa composición? ¿Por qué no pensar la muerte como una canción?
Como leí en una entrevista de Jean Luc Nancy, “lo más importante en la vida de cada uno, es que cada uno y cada una tenga la posibilidad, de una forma o de otra, de saberse y de sentirse tomado parte. De cierta manera hay que decir que no tomar parte en la vida es peor que la muerte”.
Creo que el miedo a la muerte expresa, en muchos casos, el miedo a no saber jamás si “eso” era todo lo posible. Pero “eso” se construye, se gesta, se arma, se aprende, se enseña, se vive. Le tengo miedo a la muerte y también le tengo ganas a la vida; o en realidad le tengo miedo a la muerte y por eso vivo.
Queridos mapadres y cuidadores:
¿Cómo están? Hoy me metí con un tema difícil. A los grandes por lo general no nos gusta hablar de la muerte. Y con los chicos pasa algo interesante. Alrededor de los cinco años empiezan a preguntar por el tema. No siempre lo asocian a algo triste, al principio son preguntas sobre cómo funciona el mundo. Después, los diálogos van cobrando otro sentido y pueden aparecer las angustias. Por suerte, hay muchos libros que nos ayudan a hacer más digerible estos temas.
Para mapadres: De eso sí se habla tiene un capítulo que trabaja cómo abordar la muerte y el duelo en la infancia.
Para compartir con infancias: Un hueco, ¿Así es la muerte?, Es así, El pato y la muerte, Amanda y la muerte, El corazón y la botella.
Tengo muchas recomendaciones más pero no quiero abrumarlas. El miedo a la muerte lo pongo entre paréntesis cuando me río con mi familia, cuando leo un libro o hago algo que me gusta para mí. También me ayuda hacer el ejercicio de pensarme viejita, de saber que en una de esas llego a los cien años (aunque sé que no porque estudiar filosofía me hace tener patente que me puedo estar muriendo en cualquier momento, una cagada). Igual no estoy sola, Viggo Mortensen me acompaña en el sentimiento.
¿Les copa este tema o prefieren algo más arriba? Si hay algo en particular sobre lo que quieran que escriban, solo tienen que responder este mail o dejar su preocupación acá. No sé si se dieron cuenta pero estrenamos nuevo formato de newsletter. Cata, que trabaja conmigo y tiene un gran sentido estético, propuso algunos cambios que creo que suman. Ustedes me dirán si les gusta o no.
¿Qué más? Harta(s) existe gracias al Club Harta(s). Una suscripción mensual con un monto ridículamente barato ($1500 o $2500). Si forman parte del Club tienen un mail extra mensual, el archivo a todos mis correos anteriores, descuento extra en talleres y otras yapas como poder conversar 1:1.
Dos cosas más:
Les comparto una nota que se publicó en elDiarioES en la que participé hablando sobre Cómo sobrevivir a la llegada de un bebé: malabares para que una pareja no se rompa en unos meses. En la nota menciono muchas de las cosas que trabajo en el curso online de El amor post hijos: más allá del ideal. Como es un curso que amo y que tiene las mejores reseñas, les dejo un código del 50% solo para las primeras cincuenta que entren. Ponen el código “MARZO50” y te hace el descuento. Es un curso que está grabado, tiene bibliografía aparte, actividades de escritura y podés verlo de por vida.
Hemos agotado dos funciones de mi unipersonal Todas las exigencias del mundo en la Sala Casals del Paseo La Plaza, producido por ORSAI. Vamos a estar agregando una tercera función para semana santa los primeros días de abril. Voy a estar avisándoles primero por acá, como siempre. Y si tenés muchas ganas de no quedarte afuera y querés tener la prioridad más prioridad de todas, me dejás tu correo acá. Estoy cagada en las patas pero llena de entusiasmo con todo lo que estamos preparando. Espero que les guste.
Bueno, y eso es todo.
Nos leemos dentro de dos martes.
Les mando un súper abrazo, Flor Sichel.
Mis libros:
EL FILO DEL AMOR
Este libro habla del amor. Pero no solo como algo hermoso y placentero, sino también sobre sus oscuridades, sus complejidades, sus filos. Es mi último libro. Ideal para cualquier persona que quiere meterse en el mundo de la filosofía por primera vez y pensar sobre el amor. También para regalárselo a jóvenes y adolescentes.
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¿Y VOS QUÉ PENSÁS? Viaje filosófico por las ideas
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Acá encuentran un fragmento.
Filosofar desde la infancia y perderse en el camino
Un libro para madres, padres, docentes y personas curiosas que tengan muchas ganas de acompañar las preguntas en la infancia. ¡Con prólogo de Luis Pescetti!
Mis cursos:
GUÍA (EXISTENCIAL) PARA SOBREVIVIR A LA MATERNIDAD
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EL AMOR POST-HIJOS: MÁS ALLÁ DEL IDEAL
¿La llegada de los hijos-as transformó tu relación de pareja? “El amor post-hijos: más allá del ideal” es un curso online con herramientas teóricas y prácticas para repensar el amor post-hijos, entender los cambios y construir nuevas definiciones posibles para explorar el amor en esta nueva etapa. Curso online, asincrónico, por capítulos, para ver de por vida. Incluye bibliografía y ejercicios de escritura.
Ufff la muerte... qué tema! Hola Flor! confieso que cuando vi el asunto del newsletter iba a eliminarlo sin leerlo. Pero mi "morbosa" curiosidad pudo más y lo leí.
Siempre le tuve miedo a la muerte, desde muy chica, me angustiaba pensar el "no existir", cómo sería, dónde estaría. La propia muerte y la de mis padres me aterraba, por la noche me despertaba con una angustia inexplicable e iba a la habitación de mis padres a ver si todavía estaban allí... vivos.
Jamás lo pude hablar realmente con alguien. Sentía que no podía con palabras transmitir esa angustia. Cuando crecí me fui olvidando, y cuando cada tanto esa angustia vuelve, trato de mirar para otro lado. Hoy decidí enfrentarla, te leí, y por algún motivo, no me angustié, no de esa manera infantil de antes. Pensar en mi hija y qué le voy a decir cuando me pregunte por la muerte, me da miedo, pero quiero estar preparada para acompañarla en su sentir, sea lo que sea. Gracias!
Querida Florencia! espero estes bien.
Te escribo porque la muerte es un tema que me fascina. No quiero hacer el texto largo.
Mi abuelo fallecio cuando tenia 6 años, él era " mi persona preferida" y lo sigue siendo. Mi papá me pregunto si queria ir al velatorio ( él me dijo a desperti del abuelo) fui. Fue mi primer contacto con la muerte. Despues de pasar dias muy muy triste. Mi papá me dijo : " Tenes que saber, que si nacemos vamos a morir" esta frase la entendi de grande, cuando mi papá fallecio decidi que seria mi " lema" si nacemos tenemos que saber que morimos.
Creo que hay algo despues. Me gusta pensar que mi alma va a ir a un lugar ameno y lleno de luz. Te recomiendo un libro que me ayudo mucho mucho, es Autobiografia de un Yogui el capitulo 43 es muy interesante.
Respondiendo a tu pregunta sobre si seguir hablando de la muerte en tus post, Si! y tambien como abordar con los niños las despedidas ( llevar no al velatorio), esta bien decirles que estan en una estrella? o como explicar esa parte.
Te mando un abrazo. Siempre muy interesantes tus mail.
Meme.