Verdad o mentira sobre Papá Noel
Formo parte de una generación de madres y padres que le resulta problemático qué decir o no decir respecto a Papá Noel.
Esto va más allá de la historia de un señor que con la ayuda de los elfos viaja en el trineo con los renos y llega a diferentes casas en todo el mundo y a la misma hora. Esto tiene que ver con nuestra relación con las historias, la veracidad, la fantasía y quizás también con la mentira.
Veo que el problema a la hora de pensar si sostener o no “la historia de Papá Noel”, tiene de fondo otro problema que es si los mapadres podemos o no engañar a nuestros hijos o hijas. O si podemos contarles historias que no son ciertas. O si podemos construir relatos por fuera de lo que se supone que es lo correcto enseñarles.
¿Está bien que los padres digamos cosas que no son del todo ciertas a nuestros hijos?
Y entonces lo que me interesa no es discutir si el 24/12 contamos o no la historia de Navidad sino cuál es nuestra relación con la mentira.
Creo que todo el tiempo estamos mintiendo. Estamos mintiendo cuando subimos fotos a redes sociales. Cuando nuestros jefes nos preguntan cómo estamos y le decimos “bien”. Cuando le sonreímos a un vecino por cortesía pero en realidad quisiéramos ponernos a llorar. Mentimos en el amor, en el trabajo, en las relaciones, y principalmente: nos mentimos a nosotros mismos. Incluso más, no sé si es que nos mentimos, no es que hay una animosidad de nuestra parte en engañar a nuestros hijos e hijas o en engañarnos a nosotros mismos. Lo que hacemos es contar una historia, con algunos detalles o ingredientes que elegimos enfatizar.
Es este tipo de mentira, o de discurso, o de relato, el que me interesa defender.
Distinta es la mentira asociada a algo coercitivo o manipulador, asociada a una falsa moralina. “Portate bien porque sino no viene Papá Noel”, “No le pegues a tu hermano porque Papá Noel no te va a traer regalos”. Eso, además de ser amenazante, nada tiene que ver con el juego sino con la necesidad de bajar línea que tenemos los adultos frente a las infancias.
Claro que la ficción, el juego, la historia o como quieran llamarlo, termina cuando empezamos a dudar de ella, cuando esa sospecha ya no nos da risa sino dolor. El otro día Sofía, mi hija mayor, me preguntó si el Papá Noel que vamos a conocer la semana próxima es Papá Noel o es un señor disfrazado. “¿Vos qué pensás?”, le pregunté. “Que es un señor disfrazado”, me contestó. Asentí y le pedí que, por favor, no se lo dijera a sus compañeros porque ellos todavía no se habían dado cuenta de eso. Que era divertido que sigamos jugando, ¡y así lo hacemos! En todo caso, siempre es una oportunidad de diálogo, de charlas y de creación de nuevas historias.
Creo que la historia de Papá Noel es una fantasía, una ilusión, una historia socio-cultural colectiva, y una tradición más (¡como tantas otras!).
En ese sentido, no me parece “grave” o una “falta moral” jugar a Papá Noel, tener un ritual familiar o leer un cuento inventado a la noche. Creo que elijo lidiar con alguna decepción o reclamo el día de mañana por parte de mis hijas (“¡Me engañaste, el Ratón Perez no existe!”) y tener mientras transcurre su infancia momentos de fantasía y juegos. En casa recibimos al Ratón Perez, a los Reyes Mayos y contamos historias que incluyen el Arca de Noé hasta la Guerra de Troya.
Queridos mapadres y cuidadores:
¿Cómo están? ¿Cómo llegan a los últimos días del año? Me dio risa cómo se dieron los hechos con la revelación de la historia de Papa Noel para mi hija, porque al final la culpable terminé siendo yo. Resulta que esa noche, mientras cenábamos, le dije que le cuente a Lucas qué era lo que había descubierto. Cuando se lo contó, él le preguntó: “¿Y a vos quién te contó todo eso?”. “¡Mamá!” dijo Sofi. “¿Te acordás cuando me llevó a ver a los personajes de la Granja de Zenon y yo me asusté? Ella me dijo que eran personas disfrazadas”. La puta madre, asoció todo la guacha y ahora fue culpa mía la develación de Papá Noel. Igual, confieso que le dije que se disfrazan para ayudarlo porque el 24 es el día que tiene que ocuparse de todo. Sí, rarísimo todo, verdad y mentira en clave navideña.
¿Cómo se llevan ustedes con este tema? Cuéntenme, las leo.
Este correo llega tres días más tarde porque el viernes de la semana pasada sufrí un episodio de inseguridad en la calle que incluyó el robo de todas mis herramientas de trabajo: celular, computadora, auriculares y más cosas (porque ese día tenía todo y más también). Fue muy feo. El lunes volví a la conexión. Por suerte, lo extrañé. Sigo triste y asustada, eso sí. Especialmente en la calle. Me estoy permitiendo estos días para respetarme cómo me siento. En fin, medio una cagada compartir estas cosas cuando todos queremos estar en modo canasta navideña y pan dulce de chocolate pero es lo que me pasó y me gusta ser honesta con ustedes.
Tengo un par de cosas para contarles, aprovecho el envión:
Estoy animándome a producir mi primer podcast. Se viene para el 2025. Estoy pensando en un posible título. ¿Me ayudan? Va a incluir temas de maternidad y cuidados, pero no se va a quedar únicamente en eso. Acepto ideas.
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Les comparto un testimonio que me dejaron: “Flor: gracias por este curso. Soy mamá primeriza, mi bebé tiene 6 meses y me sentí acompañada por cada una de tus palabras. Es tan liberador sentir que no "es una", no sé cómo explicarlo. Pero GRACIAS. Voy a volver a verlo sin dudas muchas veces más”.
El código es “navidad70”. ¡Que lo disfruten!
¡Pueden contestarme a este mail contándome lo que quieran! Contesto todo siempre y amo intercambiar con ustedes.
Sostener este proyecto hace cuatro años me lleva tiempo: horas de escritura, de lectura y de investigación. Puedo hacerlo gracias a las personas que forman parte del Club Harta(s), mi suscripción mensual. Por menos de lo que vale un licuado de frutilla, reciben un correo extra mensual con un hallazgo filosófico, tienen descuentos extra y prioridad en todos mis talleres o propuestas. Además de la posibilidad de encontrarnos a charlar 1:1 sobre sus proyectos. Un montón, sí. Acá pueden sumarse.
Si quieren proponerme nuevos temas para que escriba pueden hacerlo a través de un formulario, está esa opción también.
¡Hasta la próxima!
¡Les mando un súper abrazo!
Flor Sichel
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